El periodo de adaptación del poliamor

Al principio me tenía fascinada toda la información que encontraba sobre poliamor, cuando todavía era incipiente su divulgación y las teóricas traían sus argumentos y reflexiones críticas aunque simplistas del tema. No todas, ahí estaba la Vasallo rompiendo moldes también en eso y profundizando en lo improfundizable.

Cada vez había más divulgación en YouTube y en Instagram y empezaron a aparecer más libros, más tendencias, más formas de no monogamias (porque ya no era poliamor) y cada vez cuestionaban más cosas del sistema de afectos hasta que hubo -como suele pasar en casi todo- un grupito ruidoso que defendía que la monogamia era un atraso y que perpetuaba todos los males de la caja de Pandora. Sí, se cernió sobre todos los no monógamos un buen hacer poliamoroso y renegar de la monogamia prácticamente parecía el objetivo natural de todos.

Luego, gracias todas esas teóricas maravillosas de nuevo -ahora evolucionadas y renovadas- y algunas rebeldes añadidas que cuestionaban la nueva norma, volvimos a introducir la monogamia como un modelo relacional más al que poder acogerse, pero siempre revisado desde una perspectiva descriptiva y no prescriptiva, hasta el punto de una reconciliación tal que ahora casi toda la población conoce el concepto del poliamor aunque todavía estén presentes todos los prejuicios adheridos a ello. Tampoco íbamos a pedir peras al olmo, bastante que hemos avanzado mucho en muy poco tiempo.

Bien, pero con todo esto a dónde quieres llegar, porque el resumen del rincón del vago socio-emocional sobre la no monogamia muy bien, pero qué tendrá que ver con el periodo de adaptación.

Bien.

Hay un concepto, un periodo, un trámite, llámalo X, del que no he leído mucho y que me gustaría hablar, que es la adaptación de cuando pasas de 1 pareja a 2 parejas -o más seguramente, pero me pongo empírica-. Porque, al igual que fue abrumador meterse en vena divulgación sobre poliamor por primera vez, es abrumador introducir a otra persona en tu vida, emocionalmente hablando. Te metes tan profundo en el tema que una nube del tema te persigue y mancha en tu día a día, te polarizas, absorbes todo, has llegado al peak de sapiencia sobre el poliamor, lo defiendes a ultranza e inviertes tu tiempo en informar a otras personas para que entiendan cuál es tu forma de vida, estén de acuerdo o no. Pierdes energía, mucha energía. Y te preguntas si a lo mejor tienes que desaprender ciertas cosas para saber qué es lo que realmente quieres y no lo que te dicen que realmente quieres. Me explico.

Una vez pasada la ENR (Energía de la Nueva Relación para los neófitos) se suele decir que viene la parte calmada, la construcción – o la destrucción si no ha ido muy bien- del amor y los afectos. Esta parte de la construcción de mi propio poliamor, que a lo mejor ya no es tal, sino que tiene otro nombre de no monogamia, es lo que estoy experimentando ahora a nivel práctico en términos generales; sin embargo, al igual que me pasó con mi anterior relación (la cuál introduje cuando ya estaba en otra, misma situación distinta persona) creo que hay una transición que podría contar como etapa perfectamente entre ambas, que sería el periodo de adaptación emocional del ancho de banda afectivo, el periodo duro de gestión emocional de ti para ti cuando los dos mundos colapsan, porque claro, colapsan en ti, no entre ellos, el vértice tiene que ordenarse para saber cuidar como toca a quien toca sin descuidarse a sí misma. Sientes que de repente tienes mucho que gestionar, aunque todo sea positivo, de tal manera que quieres estabilizar los cambios que conlleva en tu vida, porque obviamente no va a haber nada que quede indemne y eso es inevitable, la certidumbre de la incertidumbre por poner un ejemplo.

Pero ese no ha sido el descubrimiento, no. El descubrimiento real ha sido que el propio periodo de adaptación también tiene su propio periodo de adaptación, es decir, que pasar cada vez por el periodo de adaptación lo hace más leve y llevable cada vez, la abrumadora sensación es menor aunque ahí sigue, y te encuentras con que gestionas mejor la gestión. Aunque no te acordaras ni siquiera de que ibas a pasar otra vez por ese periodo.

Y yo me pregunto si la gestión real no es exactamente eso, la gestión de la gestión, como automatizar la gestión, cuando lo haces desde un lugar de poner lavadoras para que te cuadren el tiempo de secado con el espacio que tienes en el tendedero y para cuándo necesitas lo lavado, pero el tipo de lavado y la ropa es la que ya usas y conoces y no tienes que andar mirando las etiquetas. Os juro que lo de mirar etiquetas no pretendía ser una analogía, pero oye ni tan mal.

Que todo esto viene en realidad a que me siento muy orgullosa de mí con cómo estoy ahora con respecto a este tema, que ya no me drene energía y que sea algo normalizado a nivel emocional para mí, y joder, eso vale oro, haber aprendido y haber evolucionado para finalmente disfrutar de la no monogamia y que haya dejado de ser un vehículo explicativo de mi sentir para pasar a ser, simplemente, mi forma de amar y su traducción a nivel práctico.

Las personas con las que lo haces influyen mucho en esto, por eso es tan fácil demonizar el modelo, pero no suele ser la estructura lo que falla sino los vínculos que la componen. Y ahora, por fin, la estructura es la adecuada y los vínculos los deseables.

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